Tuesday, December 06, 2005

un mundo para cada uno de nosotros



"Nuestra vida es breve; Hablamos sin cesar de los siglos que preceden o siguen al nuestro, como si nos fueran totalmente extranjeros; y sin embargo llegaba a tocarlos en mis juegos con la piedra. Esos muros que apuntalo están todavía tibios del contacto de cuerpos desaparecidos; manos que todavía no existen acariciarán los fustes de estas columnas."






- MEMORIAS DE ADRIANO -



Marguerite Yourcenar






Ignoro que es lo que nos hace seguir. No se que es lo que buscamos. El hombre siempre esta en búsqueda de algo. Si dejara de moverse moriría. Y pasa el breve tiempo que dura su vida, tratando de encontrar los medios para dejar una huella tras su muerte.



El hombre puede encarar de frente cualquier cosa, excepto la muerte. Es este su principal miedo. Dentro de su limitada inteligencia, al ser humano le cuesta trabajo creer que puede llegar ese día en el cual deje de existir de una vez y para siempre. Se sueña a sí mismo inmortal, e inventa a Dios, solo para garantizarse un puerto seguro en donde atracar cuando llegue a esos territorios desconocidos que nadie ha visto con sus propios ojos, sino solo con los de alguien mas.



Nadie es verdaderamente libre si no acepta primero, que algún día morirá. Creer que después de muerto, uno tendrá la oportunidad de vivir nuevamente, es lo mismo que aferrarse ciegamente a la idea de que uno nunca morirá realmente.



Algunos dicen que es necesaria la existencia de una vida después de la muerte, porque de otra forma, no podríamos darle un sentido a nuestra vida terrenal. De esta forma, todas nuestras acciones adquieren un propósito. La supuesta meta, es ser digno de merecer la vida eterna que nos promete esa segunda oportunidad que nos espera tras nuestra muerte. Así, nuestras buenas acciones actuales nos llevarán a nuestro destino. De la misma forma, si nuestras acciones son malas, debemos temer el castigo de consumirnos por siempre en el infierno.



Lo que yo pienso, es que nadie se ha esforzado por encontrarle un sentido a la vida, tomando como escenario el que la muerte sea realmente el fin de todas las cosas. Si es así, eso significa que solo tenemos una oportunidad para hacer bien las cosas. Todo aquello que queramos hacer, tenemos que hacerlo ahora. Porque tras la muerte no hay ningun mañana.



Si la muerte es el fin, es inútil posponer la felicidad presente, por la esperanza vana de encontrarla después de la muerte. El cielo y la felicidad eterna tienen que trasladarse al presente. Debemos buscar la felicidad en la tierra, no en el cielo. No veo que puede tener de malo el decir que el sentido de la vida es la desesperada busqueda de la felicidad en el presente. Lo menos que podría decirse, a favor de esta forma de encarar la vida, es que es mucho mas práctica que la alternativa religiosa.



No puede haber nada mas triste, que una persona que soportó estóicamente un infierno en vida, teniendo siempre en mente, la esperanza de ver algún día recompensados sus sufrimientos con la felicidad eterna del Cielo. Si el Cielo existiera en verdad, no merecería entrar en el por haber sido tan estúpido. Si no existe, es una vida desperdiciada de principio a fin.



El que el sentido de la vida sea la busqueda de la felicidad presente, en vez de que lo sea, el ser digno de ganarse una supuesta felicidad eterna que nadie ha visto, ofrece otra ventaja. Es un concepto que se presta menos a ser utilizado como un instrumento de manipulación sobre las masas. Si el sentido de la vida es ganarse el Cielo, casualmente, es la Iglesia la que pone todas las reglas. No solo nos especifica en que consiste la felicidad eterna, sino que además nos indica cuales son las estrictas instrucciones que debemos seguir para alcanzarla. Ahora bien ¿Porque tiene que ser necesariamente válido para todos el concepto de la felicidad que la Iglesia nos propone? Y sobre todo ¿ Porque debemos seguir sus reglas? ¿Que autoridad o superioridad tienen los sacerdotes sobre nosotros para imponernos esas reglas? ¿No resulta un poco sospechoso el notar que, al cumplir al pie de la letra las instrucciones para alcanzar la felicidad eterna, estemos favoreciendo al mismo tiempo los intereses de la Iglesia?



Lo cierto es que a la Iglesia le importa un carajo nuestra "felicidad eterna" y solo le importan sus propios intereses.



Si el sentido de la vida, es tan simple como el buscar la felicidad en todo momento, lo primero que tenemos que resaltar, es que esa felicidad que se persigue, es un concepto completamente personal. Cada persona tiene el suyo.



Es retomar un poco eso que alguna vez dijo Wilde. Que existe un mundo para cada uno de nosotros, Y que es ahí, y solo ahí, en donde debemos esforzarnos por vivir.

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