Sunday, September 30, 2007

Darfur




Desde los safaris de Hemingway, África ha cambiado. Ahora es básicamente un continente que el mundo occidental deja agonizar (en 1998 el sida mató a dos millones de personas, principalmente porque los laboratorios farmacéuticos que fabrican los triterapéuticos -el americano Bristol-Myers-Squyinn, por ejemplo- se niegan a rebajar los precios de sus medicamentos). El lugar ideal para que el personal bien pagado recargue sus pilas: en esta tierra saqueada por el virus y la corrupción, en pleno corazón de guerras absurdas y genocidios recurrentes, el insignificante personal capitalista recupera la confianza en el sistema que le mantiene. Se compran máscaras típicas de madera de ébano, se crean recuerdos, se creen a veces, que intercambian puntos de vista con los índigenas, mandan soleadas postales para provocar la envidia de las familias atrapadas en el invierno parisino. A la fáuna publicista se le enseña África como un contraejemplo para que tengan prisa por regresar a casa, aliviados de haber comprobado que en otros sitios las cosas todavía están peor. De ese modo, el resto del año se convierte en algo aceptable: África sirve de antipiso-muestra. Que los pobres se mueran significa que los ricos tienen una razón para vivir.


En África, un blanco que se dirige a un negro ya no lo hace con la condescendencia racista de los colonizadores de antaño; ahora todo resulta mucho mas violento. Ahora el blanco tiene la mirada piadosa del sacerdote que administra la extremaunción a un condenado a muerte.


-13.99 euros-

Frederic Beigbeder




En 1994, mientras el mundo entero estaba al tanto de lo que pasaba en el Mundial de Football, en África, en un remoto y hasta entonces desconocido país llamado Ruanda, se estaba perpetrando uno de los episodios mas aterradores de la historia del Siglo XX. Muy poca gente se enteró de ello, en gran parte debido a que la cobertura mediática que se le dió al incidente fue practicamente inexistente.

En Abril de 1994, se desencadenó una multitud de masacres de parte de la etnia de los hutus sobre los tutsis, obligando a un desplazamiento masivo de personas hacia campos de refugiados situados en la frontera de los países vecinos, en especial el Zaire (Hoy República Democrática del Congo). En Agosto de 1995, tropas zaireñas intentan desplazar a estos refugiados a Ruanda, Catorce mil personas son devueltas a Ruanda, mientras que otras 150,000 se refugian en las montañas. Se calcula que entre 800,000 y 1,000,000 de personas fueron asesinadas y casi cada una de las mujeres que sobrevivieron al genocidio fueron violadas. Muchos de los 5000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados.

Algunos testimonios de esos horrores:




Emma es original de Kibuye, pero se encontraba en Kimihurura,
Kigali, en Abril de 1994, visitando a unos amigos de la familia. Consciente de
que sus vidas corrían peligro, una amiga le recomendó que se prostituyera. Nos
cuenta Emma: «Probablemente una semana antes de que comenzara el genocidio, los
vecinos ya sabían que me encontraba con esta familia. El criado fue uno de los
que delataron mi estancia allí. A partir de ese momento, todos los chicos de la
zona, amigos del criado, venían a violarme. No estoy segura de cuántos, o del
número de veces que me violaron. Había muchos y venían varias veces al día. La
dueña de la casa no se preocupó por mí para nada. Dijo que incluso si miles de
hombres venían a violarme, al menos seguiría aún con vida. Sufrí esta situación
durante toda mi estancia en Kigali».




Paul, natural de Rwamagana en Kibungo. Su testimonio es
un recordatorio de que las violaciones y sus consecuencias no sólo perjudicaron
a mujeres. Paul fue obligado por la fuerza por los Interahamwe a mantener
relaciones sexuales con una mujer que ellos sospechaban pudiera estar infectada
de VIH/SIDA, en este caso la intención era el provocarle una muerte lenta y
dolorosa.
Su hijo mayor fue asesinado en su ciudad natal así como su mujer,
sin embargo, Paul logró escapar. Aun así, fue capturado por otra milicia que
traía con ellos a una mujer.

«Me pidieron que tuviera relaciones sexuales con ella. Estaba
tumbada en el suelo y ellos me dijeron que les enseñara las cosas que hacía con
mi mujer. Cuando me opuse, uno de aquellos hombres me golpeó con un palo y no
tuve otra opción que hacer lo que ellos querían. Permanecieron de pie
observando, lanzándome insultos que no repetiré aquí. Ellos poseían lanzas y
palos.
Cuando hubimos terminado, ellos me dijeron que no había una muerte
similar a acostarse con una mujer enferma de SIDA. Ellos sabían muy bien que el
marido de esta mujer había muerto a causa del SIDA, pero yo no lo sabía, ni
siquiera conocía a aquella señora".




También, en la entrevista concedida por el general Romeo
Dallaire a Sol Alameda, éste recuerda hechos que aún no ha logrado olvidar y que
le han mantenido bajo tratamiento psquiátrico durante varios años:
Sol
Alameda: De todas las atrocidades que vio, ¿cuáles le han perseguido más
después?
Romeo Dallaire: Las escenas de violaciones. Les introducían palos y
botellas que rompían; les cortaban los pechos. Todas esas escenas con mujeres,
para mí, con mi cultura, me parecían lo peor que se puede imaginar. Aun muertas,
veías en los ojos de esas mujeres el horror y el sufrimiento, la indignidad que
habían padecido. Muchas veces mataban a los niños delante de sus padres, les
cortaban las extremidades y los órganos genitales, y les dejaban desangrarse.
Luego también mataban a los padres. Había gente que pagaba para que les pegaran
un tiro en vez de ser matados con machete. «Pagar por cómo morir...».



El genocidio ruandés trajo consigo graves consecuencias para la región de los Grandes Lagos. Poco tiempo después del término de la crisis local, ésta se transladó a los vecinos Zaire, Burundi y Uganda. El más afectado por esto fue Zaire, que ya vivía una crisis interna producto de la desestabilización generada por el desastroso gobierno de Mobutu Sese Seko. La llegada de millones de refugiados se convirtió en el caldo de cultivo que desataría la Primera y la Segunda Guerra del Congo, que dejaría el trágico saldo de 3.8 millones de muertos.

Darfur es una región situada en el Sudán occidental. El conflicto de Darfur entre los Janjaweed y los africanos negros de la región ha derivado en la limpieza étnica de miles de personas y el desplazamiento forzoso de varios millones. Se trata de un genocidio que esta sucediendo en este preciso momento.

El genocidio es un conflicto militar en curso en la región de Darfur, en el oeste de Sudán, principalmente entre los Yanyauid, un grupo de milicianos formados por miembros de las tribus de los Abbala (criadores de camellos de etnia árabe) y los pueblos no Baggara, principalmente agricultores. El gobierno sudanés, aunque públicamente ha negado su apoyo a los Yanyauid, les ha proporcionado armas y asistencia, y ha participado junto con ellos en varios ataques contra los pueblos Fur, Zaghawa y Masalit. El inicio del conflicto suele situarse en febrero de 2003.

No existe acuerdo en cuanto al número de muertes producidas por el conflicto. Generalmente se considera creíble la cifra de 400.000 víctimas dada por la organización no gubernamental Coalición para la Justicia Internacional, que ha sido también implícitamente dada por válida por la ONU. Se cree que más de dos millones de personas se han visto desplazadas de sus hogares a causa del conflicto.

El conflicto ha sido descrito como un genocidio por los medios de comunicación internacionales y por el gobierno de Estados Unidos, aunque no por la ONU.

Es difícil calcular con precisión el número de bajas producidas a consecuencia del conflicto, en gran parte porque el gobierno sudanés impone serias trabas a los periodistas que intentan documentar los hechos. En septiembre de 2004, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo pública la cifra de 50.000 muertes en Darfur desde el comienzo del conflicto, 18 meses atrás. La mayoría de estas víctimas habrían fallecido por inanición. Al mes siguiente, se calcularon 70.000 fallecidos por inanición y enfermedades entre marzo y octubre de 2004. Estas cifras fueron muy criticadas, ya que se referían a cortos períodos de tiempo, y no tenían en cuenta las muertes violentas. Un informe del Parlamento Británico asegura que más de 300.000 personas han fallecido, y otros consideran cifras aún más elevadas.

En marzo de 2005, el Subsecretario General de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Jan Egeland, calculó que se estaban produciendo unas 10.000 muertes mensuales, sin contar aquellas producidas por la violencia étnica. Han sido desplazadas de sus hogares alrededor de dos millones de personas, la mayoría de los cuales han buscado refugio en campos cercanos a las principales ciudades del territorio. Unos 200.000 han huido a Chad.
En un informe de abril de 2005 que representa el análisis estadístico más completo hasta la fecha, la Coalición para la Justicia Internacional calculó que 400.000 personas habían muerto en Darfur desde el inicio del conflicto. Esta es la cifra utilizada por la mayoría de las organizaciones humanitarias y de derechos humanos.
El 28 de abril de 2006, Eric Reeves aventuró una cifra de más de 450.000 muertos, que no ha sido verificada de forma independiente. El 21 de septiembre del mismo año, un artículo del Servicio de Noticias de Naciones Unidas aseguraba que la organización considera que unas 400.000 personas han muerto y unos 2.000.000 han debido abandonar sus hogares, lo que parece indicar que la cifra de 400.000 muertes es considerada creíble por la ONU. A pesar de las cifras oficiales, muchos medios independientes y oenegés consideran que el número de víctimas es considerablemente mayor.
En el ultimo dato oficial generado el 1 de Agosto de 2007 se considera que el numero de muertes por el conflicto se aproxima a las 750.000.

Quizás una de las facetas mas escalofriantes del Conflicto de Darfur es aquella que se refiere al trato que se le ha dado a las mujeres de la región. En diversos testimonios se ha constatado el uso de la violencia sexual como un arma sistemática de tortura y humillación. Las mujeres de Darfur son consideradas un botín de guerra. Decenas de miles de mujeres han sido violadas, lo que ademas deriva en una escalofriante cifra de nacimientos de niños que en su mayor parte son abandonados al nacer o mueren en pocos días a causa de la inanición.

Los milicianos Yanyauid atacan a sus víctimas utilizando rápidas incursiones en las aldeas, asesinando a la gran mayoría de los hombres y niños, y violando sistemáticamente a las mujeres, sea cual sea su edad. Después incendian las villas hasta los cimientos. Esto obliga a los sobrevivientes ha desplazarse a campos de refugiados en los cuales carecen de las mas mínimas condiciones necesarias para subsistir. Mueren de hambre o a causa de las enfermedades. A aquellos que intentan llegar a los campamentos de los pocos organismos internacionales de ayuda humanitaria emplazados en la región -como los campamentos de Médicos sin Fronteras- se les amenaza de muerte o simplemente se les asesina en el intento.

Lo que esta sucediendo en este preciso momento en Sudán es un crimen contra la humanidad, comparable en horror con el Holocausto judío, los gulags soviéticos o el genocidio de Ruanda.

Es preciso informarse. Este texto fue extraído en su mayor parte de los siguientes links:












La información esta ahí. Solo es preciso buscarla. Es necesario usar el Internet para informarse de esto. En 1994 practicamente nadie se enteró que en un remoto rincón de África un millón de personas fueron asesinadas en el transcurso de unas cuantas semanas. En el 2007 no es justificable cerrar los ojos ante estos horrores.

No comments: