Wednesday, May 18, 2011

los peligros de la palabra (¿Quien pidio esta guerra?)






"Narcotics have been sistematically stigmatized and demonized. I predict, in the near future, right wingers will use drug hysteria as a pretext to set up an international police aparatus..."
William S. Burroughs








Goebbels fue un consumado redactor-creativo: "DEUTSCHLAND ÜBER ALLES", "EIN VOLK, EIN REICH, EIN FÜHRER", "ARBEIT MACHT FREI"... Recordad siempre esto: con la publicidad no se juega.
No existen grandes diferencias entre consumir y consumar.












Frederic Beigbeder


















No hay que olvidar nunca el inmenso poder de la palabra, que no solo se manifiesta como el vehículo de expresión para exponer un concepto, sino como un arma que en manos de un orador competente puede ser más poderosa que un ejercito entero.






La palabra es tan poderosa que aquel que llega a dominarla puede lograr empresas que en un principio parecerían imposibles. Empresas que pueden ser tan loables como la defensa de los derechos de los afroamericanos encabezada por Luther King o la independencia que Mahatma Gandhi le dio a los hindúes, hasta las más desastrosas atrocidades. Hitler no tenía una mente brillante. El Mein Kampf es un compendio insufrible de estupideces que nadie tomo en serio cuando se publicó, algo que el mundo entero pagaría muy caro. No concibió ningún concepto revolucionario o inteligente, Pero fueron dos los principales factores que lo llevaron a ascender al poder: Por un lado, siendo un criminal salvaje y megalómano como lo era, fue asesinando uno a uno a sus rivales hasta teminar con la oposición.






Pero eso no hubiera bastado para llevar al mundo entero a la guerra, a su país a la ruina, y a los judíos y demás minorías al infierno del holocausto (la palabra holocausto significa literalmente "todo quemado"). Hitler ascendio al poder haciendo uso de los más atroces conceptos que Maquiavelo había descrito (Porque no hay que olvidar que Nicolas Maquiavelo no fue un ser desalmado, sino un pensador brillante que se limitó a describir los mecanismos por los cuales opera el poder) Pero tal como el lo expuso en "El Príncipe", no basta con llegar al poder. Esa es la parte fácil. Lo dificil es mantenerlo. Hitler no solo lo mantuvo sino que llegó a dominar y manipular a su pueblo a tal grado, que fue capaz de llevarlo voluntariamente al abismo. Y lo único que Hitler usó para alinear al pueblo alemán a obedecer sus ordenes, que no solo eran peligrosas sino francamente estúpidas, fue la palabra.






Hitler fue un orador brillante. Es escalofriante ver un discurso de Hitler y la reacción que sus argumentos dementes producían en su auditorio. He aqui uno de los más grandes peligros del poder de la palabra: Una frase brillante, la correcta conjunción de las palabras adecuadas, un orador carismático, una inflexión de voz certera en medio de un discurso, pueden lograr que aún un concepto a todas luces estúpido sea aceptado como una verdad absoluta por un país entero. La población alemana de la década de los 30 no es una excepción al resto de la humanidad. Ahí se dieron todas las condiciones necesarias que llevaron al mundo entero a enfrascarse en el peor conflicto bélico de la historia, aquel que cobró 60 millones de vidas humanas.






La propaganda, otra de las grandes armas de las que hizo uso Hitler, no es mas que otra variante del poder de la palabra, en conjunción con la expresión visual.






Los políticos son expertos en el arte de encontrar nuevos términos para disfrazar conceptos que de otra forma no serían aceptados por el pueblo. Estados Unidos es el ejemplo perfecto: Daños colaterales disfraza la muerte de civiles inocentes. Operaciones estratégicas disfraza intervenciones militares injustificables en contra de un país que no se alinea con los intereses económicos estadounidenses. Fuego amigo significa básicamente ser asesinado por tu propio ejercito. Y esta breve lista en resumen trata de ocultar elementos de un concepto común: la guerra, que representa el fracaso más espectacular de la inteligencia humana y el escenario en el cual se montan las mas atroces características de la naturaleza del ser humano.






Normalmente un político tiene cuidado a la hora de abordar este tema, ya que representa algo que un pueblo desea evitar a toda costa.












Cuando nuestro actual presidente, Felipe Calderón, ascendió al poder, lo hizo tras pasar por las elecciones presidenciales más reñidas y ríspidas de la historia de este país. México se encontraba no solo estancado, gracias a la ineptitutd total de Vicente Fox y su desastroso sexenio, sino dividido y casi al borde de un estallido de violencia.






Pues bien, nuestro presidente, haciendo gala de una profunda falta de miras e inteligencia, decidió usar como estrategia inicial la promesa de terminar con el narcotráfico, al que pretendió presentar ante los ojos del país como la causa de todos nuestros males. Sacó al ejercito a las calles, sabiendo que el ejercito era -y recalco, era- la única institución nacional con un índice de popularidad impecable e hizo actos pretenciosos como vestirse de militar para que la prensa lo retratara y esa imagen llegará hasta el último rincón del país.






Todas estas acciones rindieron sus frutos y por unos meses funcionaron razonablemente bien. Solo que al presidente pareció olvidársele que aquel era solo un truco temporal para desviar la atención del caos que dejó el sexenio de Fox. Un truco que debía ser usado unicamente para darle tiempo de poner un poco de orden y reconciliar diversos sectores de la sociedad, que tras las elecciones presidenciales estaban tan divididos que se encontraban a un paso de llegar a la violencia.






Continuando con su estrategia estúpida, concentró todos los objetivos de su sexenio a ganar la gran guerra contra el narcotráfico.






Sin embargo, Calderón olvidó -o nunca supo- que las palabras tienen un significado y que jamás deben usarse a la ligera, y que una de las palabras más peligrosas y que por tanto deben usarse con mas precaución y sutileza es precisamente la palabra "guerra".






No es lo mismo usar la palabra campaña, operación, acción o combate al narcotráfico, que la palabra guerra. La guerra es un concepto que define el más atroz conflicto en el cual puede embarcarse el ser humano. Un conflicto sin reglas en donde la muerte es el medio para la victoria y la victoria el único fin posible. La guerra involucra necesariamente muerte, no solo de militares, sino de civiles inocentes. Involucra sufrimiento, dolor y destrucción. Implica el uso de cualquier medio, por salvaje que esta sea, con el fin de llegar a la victoria.






Y los resultados están a la vista. México, con mas de 30,000 muertes en 4 años, es hoy lo que el presidente deseaba: un país en guerra.






Cuando la Marina abatió a Arturo Beltran Leyva, el gobierno calderonista se apresuró a usar la acción como un gran triunfo, como la muestra del valor del presidente, incluso a costa de la publicación de fotografías horrendas y cuidadosamente montadas del cadaver del capo.






Pues bien, dos días después, en Tabasco, mientras la familia de uno de los soldados que murieron en la acción velaba a su heroe, un comando armado irrumpió en la noche en su propiedad y asesinó a todos y cada uno de los miembros de la familia del soldado. Todos, incluyendo niños y ancianos.






Pero es que estamos en guerra ¿Cierto? Una guerra era justo lo que México necesitaba para salir adelante. No la educacón ni la salud. Calderón tenía le verdadera receta: La guerra.






Este gobierno pasará a la historia como uno de los peores que haya tenido este país no solo por el nulo crecimiento en todas las areas, sino por haberle sumado a este pueblo, ya de por sí sumido en la miseria y el abandono, el peso de cargar con una guerra estúpida e innecesaria que nadie pidió.

1 comment:

VIOLETA said...

El poder de la palabra... En manos de quien queda este poder y como lo utiliza. Cada uno es responsable de este poder y de quien eligimos que use las palabras para hablar por nosotros.