Friday, October 12, 2012

sobre la lucha contra la discriminación

 
 
Este texto aborda la discriminación en todas sus formas, sin embargo está dedicado especialmente a todas aquellas personas que han librado o se encuentran librando la batalla en contra de un padecimiento psiquiátrico y han sido discriminados en el proceso.
 
La lucha contra la discriminación implica un compromiso permanente. Aquel que se pronuncie en contra de la discriminación esta haciendo un pronunciamiento universal. No puede librar una batalla mientras tolera o peor aún, fomenta la discriminación en otra area que no afecta a su persona y sus intereses.

Así pues, creo que la lucha contra  la discriminación es una sola, aún cuando esta se manifieste de diversas formas en todas partes.
 
Las etapas de la lucha.
 
Existe una gran diferencia temporal e ideológica entre los afroamericanos esclavizados en los campos de algodón del sur de los Estados Unidos, resistiendo de cualquier forma los embates de sus amos y temiendo las cruces en llamas del KKK, a las masas de hombres y mujeres ordenados, marchando pacíficamente al memorial de Lincoln, guiados por Martin Luther King,
La organización es uno de los elementos clave para poner en práctica una campaña, y en una acepción más amplia, una permanente resistencia a la injusticia y la ignorancia que subyacen detrás de cualquier práctica e ideología discriminatoria.
Es un elemento clave aunque no el único.
 
El odio. La primera reacción ante la discriminación.
 
Con mucha frecuencia podemos observar que el odio, el desprecio y la francia violencia y agresión son las primeras respuestas con las cuales responden aquellas personas que son víctimas de una práctica discriminatoria.
Esto es completamente entendible mas no justificable.
Es entendible porqué, desde  el  más  primitivo nivel de conducta imaginable,  los seres vivos en general responden ante la agresión mediante la huida o repeliendo la agresión mediante la fuerza.
Aquella persona que está siendo víctima de discriminación, se ve tentada a responder la agresión (Discriminación) mediante la fuerza.
Esta es la causa de que, desde el inicio de la historia veamos ejemplos de grupos de seres humanos oprimidos que se sublevan en contra de quienes los oprimen. Desde la rebelión de esclavos de Espartaco hasta las crónicas bíblicas del Exodo (Dejando a un lado la dudosa prescisión histórica), aquellos grupos humanos que son víctimas de la opresión o de la discriminación responden con agresión, con violencia y con odio.
Responden devolviendo la misma moneda a sus agresores.
 
Las desventajas del ojo por ojo  o Ley del Thalion.
 
"Ojo por ojo y todos quedaremos ciegos"
 
Mahatma Gandhi
 
Cualquier persona se ve tentada a responder el odio y la violencia con la misma moneda.
Nunca hay que perder de vista que la discriminación tiene sus raíces en el odio, la ignorancia y la estupidez. Nunca hay que  olvidar tampoco que la ignorancia y la estupidez no son sinónimos.
Una persona que esta siendo víctima de la discriminación, cualquiera que sea su variante, está viendo pisoteadas sus aspiraciones, esta siendo violentada, está viendo burlada su inteligencia y sus más elementales derechos. 
¿Como culparla de reaccionar con furia y desproporción ante esta vejación? ¿Como culparla de odiar a quienes la odian o de despreciar a aquellos que le desprecian?
El odio como respuesta es entendible mas no justificable, y más allá de eso, no aconsejable.
La máxima de Mahatma Gandhi es tan simple como cierta. El odio y la violencia solo generan más odio y violencia. Estas condiciones no prestan ningún servicio al combate a la discriminación. No es la forma por la cual las personas oprimidas por ella se libraran de su peso.
En este punto hay que hacer una distinción importante. También la discriminación se ejerce de diversas formas.
En ocasiones, los opresores ejercen su peso de una forma visible e innegable. En otras ocasiones, la discriminación se ejerce haciendo mano de estrategias sutiles y casi invisibles y es ante esta forma de discriminación ante la cual, el reaccionar con odio, es una estrategia particularmente inefectiva. No solo es inefectiva. Es perjudicial a la causa de aquellos que libran la batalla en su contra.
 
Distinguiendo entre la discriminación activa y la discriminación pasiva.
 
Hacer una distinción entre la forma en la cual se ejerce la discriminación no es un mero ejercicio intelectual sino un requisito indispensable para edificar una estrategia eficaz en contra de ésta.
 
Discriminación activa.
La discriminación activa es visible. Los opresores no temen lanzar sus consignas en público y propagarlas a traves de los diversos medios de comunicación existentes. Proclaman sus principios como verdades absolutas y sus ordenes como los mandatos lógicos derivados de las mísmas.
Ejemplos de este tipo de opresión podemos verlos en el sur esclavista de Estados Unidos, en donde los sureños blancos no tenían la menor duda de la legitimidad de la esclavitud y por tanto, veian con toda naturalidad el reprimir violentamente a todo afroamericano que protestara en contra de ella. La Alemania nazi es otro ejemplo.
En estos casos en particular puede decirse -sin justificarse del todo- que el empleo de la fuerza, en aras de terminar con la opresión es por lo menos más efectiva, aunque Gandhi y Luther King demostraron que es posible -y preferible- el uso de la no violencia en el combate a las más cruentas opresiones ideológicas.
La fuerza del  espíritu en contra de la fuerza de las bayonetas.
En la discriminación activa, nadie duda de la existencia de una opresión. Por esta razón, los oprimidos tienen la relativa ventaja de tener que invertir un menor esfuerzo en convencer al resto de la sociedad de la existencia de una intensa discriminación ejercida en su contra. Esta es simplemente visible e innegable. Todos los esfuerzos por tanto pueden dirigirse hacia el combate a los opresores, en los libros y en las calles.
 
Discriminación pasiva.
Aquellos que promueven y ejercen la discriminación pasiva no lo pronuncian en público.
La discriminación pasiva es más frecuente hoy en día que la discriminación activa, por lo menos en  el mundo occidental. En los países orientales y en particular en aquellos que se encuentran bajo la esfera de dominio de la religión musulmana, la opresión  y la estupidez siguen siendo la norma.  
Hoy en día nadie duda que el KKK defiende una ideología obsoleta y estúpida. Nadie -o muy pocos- se atreverían a defender las proclamas del KKK en los medios de comunicación. Nadie duda que la esclavitud esta definitavente abolida y es absolutamente contraria a un estado libre y democrático.
Esto por supuesto no impide que  la discriminación hacia los afromaericanos y demás minorías se siga ejerciendo de un modo más velado.
Rage against the machine lanza esta proclama en "Killing in the name", denunciando el intenso racismo que aun priva dentro de las filas de ciertos sectores de la policía estadounidense.
 
 Some of those that wear forces
are the same that burn crosses

Poco o nada ha cambiado. La diferencia es que las cruces se encienden en territorios más alejados y nadie habla de ello. El KKK sigue existiendo y sigue defendiendo una ideología racista, sin embargo los miembros se identifican de una forma más velada y no se atreven a proclamar sus consignas en público con la excepción de sus eventuales manifestaciones fuertemente custodiadas por la policía, que se encarga de vigilar que sus miembros no sean atacados.
En una sociedad con una población cada vez más sensibilizada e informada con respecto a los derechos humanos y la necesidad apremiante del ciudadano de defenderlos, se vuelve cada vez más dificil el ejercer una discriminación activa, lo  cual no significa que la discriminación se haya reducido en términos generales. Simplemente ha mutado y  se ejerce cada vez con más frecuencia de una forma pasiva, en silencio, ejerciendo el mismo daño, pero apelando a la indiferencia y falta de interés de la sociedad.

Cuando el silencio y la indiferencia son armas y la muerte, el olvido.
El ser objeto de discriminación produce una sensación de impotencia y de odio que, como he mencionado ya, se traducen fácilmente en una reacción inicial caótica que ataca de forma aparatosa a aquellos que ejercen la discriminación.
Esta primera reacción es entendible más no justificable ya que el odio y la violencia no se responden con la misma moneda.
Más aún, aquellos que ejercen la discriminación en la oscuridad del silencio y la indiferencia se benefician de esta reacción, ya que en un principio la única reacción visible de odio es la respuesta de aquel que es discriminado, lo cual genera la antipatía de quienes le rodean.
Ante esta primera reacción caótica, aquellos que ejercen la discriminación responden siguiendo la misma linea: la inmovilidad y el silencio absoluto. El silencia es la morada y el cobijo de aquellos que discriminan a las minorías, particularmente aquellos sectores demográficos en los cuales la existencia de una intensa discriminación sigue siendo un tema que permanece en el más impenetrable silencio.
Un ejemplo de estos grupos son los pacientes psiquiátricos.

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Se calcula que alrededor de 350 millones de personas alrededor del mundo padecen o han padecido un episodio depresivo en su vida. De esta cifra, un número escalofriante muere anualmente a consecuencia del padecimiento. Específicamente a consecuencia de un suicidio consumado.
El perpetrar el silencio no solo alrededor del suicidio sino de la depresión y de todos los padecimientos psiquiátricos en general me parece algo que no presta ningún servicio a disminuir el número de muertes que año con año se van acumulando a consecuencia de esta realidad.
Sin embargo, el número de muertes y el tema del suicidio no es el único tópico alrededor del cual se guarda un silencio casi absoluto. Otra realidad que he podido atestiguar personalmente, con todas las consecuencias que esto implica, con excepción de la propia muerte, es la intensa y  brutal discriminación que sufren los pacientes aquejados no solo de depresión sino de otros trastornos afectivos y en una acepción amplia, de cualquier padecimiento psiquiátrico.

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El mejor aliado de aquellas personas que discriminan a otras, por el motivo que sea, y pertenezcan al grupo que sea, es el silencio.
Ya he dicho que en mi opinión son tres las raíces de las cuales se nutre a discriminación: el odio, la ignorancia y la estupidez.
En el caso particular de los pacientes psiquiátricos nos enfrentamos con un problema más. Durante o después de pasar por la fase aguda de su padecimiento, éste implica una disminución en el juicio, en la capacidad de tomar decisiones y en las funciones intelectuales en general.
Un paciente deprimido o en la remisión inmediata o mediata  de su padecimiento simple y sencillamente no se encuentra en condiciones de lidiar con el estrés ni se encuentra preparado para tomar decisiones trascendentales con respecto a su futuro. Y es en este punto en  el cual muchas veces se ejerce en toda su magnitud la discriminación, entendida como la obstaculización de su recuperación clínica, de su reintegración a la sociedad y en último término, de su vida, de sus metas y de todo aquello que los síntomas de su padecimiento dejaron temporalmente en el tintero.
Esta forma de discriminación me parece particulamente perversa, pues se vale del estado de salud de la víctima para perjudicarle.
El combate a la discriminación debería ser fomentado y enarbolado por el psiquiatra. Esto es una observación que deriva del más básico séntido común. Un psiquiatra  que es indiferente a esta cuestión esta cayendo en una omisión. Pero un psiquiatra que ejerce esta forma de discriminación en  particular (la discriminación a un paciente psiquiátrico) debería preguntarse en que momento de su vida perdió aquello que le hace médico y por tanto digno de portar una bata blanca.

Sobrepasando la reacción inicial.
Los opresores que ejercen la discriminación pasiva, mediante la omisión, mas que la acción (que caracteriza a la discriminación en su forma activa) necesitan desesperadamente del silencio para actuar. Necesitan además actuar en el seno de una sociedad apática y desinformada en la cual, sus actos puedan cobijarse con el manto de la indiferencia, de tal forma que las consecuencias que sus actos obren en la vida de sus víctimas sean simplemente borradas por el olvido.

Del porqué la lucha contra la discriminación debe ser una cruzada universal.
La razón por la cual la discriminación debe ser denunciada a cualquier costo y combatida desde cualquier posición y en cualquier lugar es muy simple.
La razón es obvia para aquellos que están siendo víctimas de ella. Sin embargo, debe ser combatida por todo ciudadano con los ojos abiertos, aún cuando sus daños no afecten su persona y sus intereses.
Si apelamos al séntido común, la razón es que ningún miembro de la sociedad se encuentra exento de ser objeto de la discriminación en algún punto de su vida.
Tal como iniciaba este texto, recordaré una vez más que la lucha contra la discriminación es una sola cruzada que debe estar dirigida a combatirla en todos sus frentes. Debe ser una lucha que libren no solo aquellas personas que estan sufriendo las consecuencias y los daños de ésta, sino  todos los ciudadanos conscientes de una sociedad democrática que aspire a erigir la libertad como su supremo principio rector.

 

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