Sunday, May 25, 2014

apuntes sobre la melancolía

 Melancolía
- Alberto Durero -


Immerse your soul in love.

Street Spirit (Fade Out)
- Radiohead -

_______________________________

Dearest,

I feel certain that I am going mad again. I feel we can't go through another of those terrible times. And I shan't recover this time. I begin to hear voices, and I can't concentrate. So I am doing what seems the best thing to do. You have given me the greatest possible happiness. You have been in every way all that anyone could be. I don't think two people could have been happier till this terrible disease came. I can't fight any longer. I know that I am spoiling your life, that without me you could work. And you will I know. You see I can't even write this properly. I can't read. What I want to say is I owe all the happiness of my life to you. You have been entirely patient with me and incredibly good. I want to say that — everybody knows it. If anybody could have saved me it would have been you. Everything has gone from me but the certainty of your goodness. I can't go on spoiling your life any longer.

I don't think two people could have been happier than we have been.

V.

Hace poco vi un programa dedicado a Gabriel García Márquez. Entre el análisis de varios de sus libros se intercalaban fragmentos de una entrevista realizada a Gabo hará hace unos 10 años. Es curioso. García Márquez es una de las personas que mas influencia han tenido en mi vida. He leído todos sus libros con excepción de dos y aún así jamás había escuchado su voz.
Cuando tocó el turno de hablar de Noticia de un secuestro y de su trabajo temprano como periodista,  decía que para el, el reportaje es también una forma de literatura, al igual que un cuento o una novela. Su argumento era que la literatura básicamente es el arte de contar historias y que toda la literatura en todas sus variantes esta basada de una u otra forma en vivencias de la realidad. Que el escritor las interprete, las modifique o las seleccione  de un millón de formas posibles es otra cosa. Por la otra parte, decía Gabo, el reportaje es también una historia narrada a traves del lenguaje cuya única diferencia consiste en estar basada de una forma más tangible en un suceso de la vida real. Por tal razón, el defendía la idea de elevar al reportaje al nivel de la literatura.
Desconozco cual hubiera sido su opinión con respecto al ensayo. Los ensayistas no pretenden contar una historia. Pretenden describir el mundo y la realidad que tienen frente a sus ojos de acuerdo a su muy particular punto de vista. Intentan exponer una idea o una emoción. Intentan describir la realidad o por lo menos su realidad. 
Michel de Montaigne, el padre de este género literario quien también le dio su actual nombre con su obra Essais, describe entre otras cosas sus habitos diarios de sueño, su predilección por usar guantes y sombrero en ciertas épocas del año e incluso su incapacidad de realizar el coito en cualquier otro horario que no fuera la noche y en cualquier otro lugar que no fuera una cama.
Un ensayo por tanto puede no tratarse aparentemente de nada  y a la vez tratarse de todo. Puede abarcar cualquier cosa. Ninguna idea esta libre de ser expuesta en un ensayo. Es quizá la forma más directa y rápida de exponer una idea y de ahí deriva el inmenso poder que el ensayo tiene no solo como expresión literaria sino como herramienta política.  Cuando alguien decide exponer sus puntos de vista en un ensayo no busca hacer literatura ni pretende ser un artista. Si el ensayo pertenece a la literatura es otra cuestión. El que escribe solo quiere dejar una constancia escrita de sus pensamientos en un determinado momento del tiempo y lugar del mundo. 
El ensayo también suele prestarse a una redacción que fácilmente puede salir de su cauce original y tomar una trayectoria tangencial que la aleja de su objetivo original. El objetivo de este escrito por ejemplo era hablar de la melancolía. Esa sensación intensa y persistente de tristeza que suele vivirse únicamente en ciertas circunstancias como puede ser la pérdida de un ser querido y su correspondiente reacción de duelo o mientras se atraviesa una depresión profunda. 
Los primeros versos con los que comienza este texto corresponden a la letra de una canción de Radiohead, titulada Street Spirit (fade out). Siempre he admirado a aquellos artistas que son capaces de sumergirse en el pozo de la melancolía, ver al abismo a los ojos, y posteriormente tener la fuerza, la valentía y la lucidez como para crear arte con lo que ven. Esa canción es un ejemplo. No es fácil. Para componer una canción así debes saber lo que es la melancolía. Es una composición demasiado oscura y demasiado real como para ser una invención. Apostaría cualquier cosa a que Thom Yorke tuvo que pasar por una muy mala temporada como para estar en la disposición de ánimo adecuada para componer algo así. Y digo que no es fácil porque la melancolía y hablando de la depresión en una acepción más amplia es una pulsión de muerte por definición, mientras que el arte es una pulsión de vida. El arte es el intento del ser humano de crear algo de la nada. De equipararse con el Dios creador y crear belleza a traves del reflejo de la verdad en una canción, en una pieza musical, una novela, un cuento, una pintura o una escultura. El arte es la creación de belleza a traves del reflejo honesto y auténtico de la realidad del artista. Creo que esas son las características que lo definen y lo diferencían de otras formas de expresión que podrían pasar por arte sin serlo en realidad.
Es muy conocida aquella sentencia de Nietzsche en la cual decía que aquel que mira fijamente al abismo descubrirá pronto como éste le devuelve la mirada. Creo que eso es lo que hacen los artistas (los pocos artistas) que desde el inicio de los tiempos han tenido esa rara capacidad de describir la melancolía y más allá de eso, utilizarla como materia prima para crear arte. 
El segundo texto con el que inician estas líneas seguramente ya habrá sido reconocido por muchos como una carta póstuma. Fue escrita por una de las escritoras mas brillantes e influyentes de la historia de la literatura moderna, mientras atravesaba un episodio depresivo particularmente intenso que -tal como es posible deducir de su propia carta- ya tenía la suficiente gravedad como para haber incapacitado su inmenso intelecto y comenzaba  a atormentarla con síntomas psicóticos (alucinaciones) Estos síntomas no solo se presentan únicamente en una depresión grave. De hecho su presencia define la diferencia entre una depresión de cualquier gravedad y una depresión grave. 
Ella estaba ya familiarizada con la enfermedad. A lo largo de su vida pasó por innumerables episodios depresivos y maniacos, pues ella padecía trastorno bipolar. Por lo que puede inferirse de su carta, al momento de redactarla aún no estaba tan deteriorada, comenzando por el hecho de aún ser capaz de escribir, de redactar, de hilar pensamientos, que es algo que se pierde por completo cuando la depresión esta en sus fases terminales. Sin embargo, tal como ella misma lo dice, lo que en verdad le aterra no es el estado en el cual se encuentra, sino la certeza del advenimiento de otra de esas "temporadas" en las cuales le es imposible trabajar o concentrarse. 
La carta es ilustrativa por muchas razones. Rara vez tenemos acceso al contenido de una carta póstuma escrita por una persona que se encuentra al borde del abismo, pero que sin embargo  cuenta aún con la suficiente lucidez como para describir los síntomas de una depresión. Ni a una carta redactada por una escritora -en este caso una de las mejores escritoras de la historia de la literatura universal. En ella describe su miedo ante lo que se le viene encima. Describe la desesperanza que siente por el hecho de que haya algo que vaya a evitar ese destino o que algo o alguien puedan ayudarle. Siente culpa y remordimiento por "estropearle la vida" a su esposo, quien le ama mas que a ninguna otra persona en el mundo. Y aún al saber que todo lo que sentía eran los síntomas de una enfermedad cuyos rasgos y estragos ya conocía... aún a pesar de saber que en el pasado dichas malas temporadas -con todo y la casi  inexistencia de medicamentos psiquiátricos a mediados del siglo XX- terminaban por ser pasajeras, su capacidad de juicio y raciocinio ya no  era el mismo. Ya no pensaba las cosas con claridad. A esto contribuye la desesperanza, que sepulta la ilusión por una mejoría y ciega a quien la padece a la visión de un futuro libre de sufrimiento. 
Puede sonar irónico o absurdo, pero si bien es cierto que siempre hay esperanza, existe una excepción a la regla. No hay esperanza para el deprimido. No hay esperanza para el desesperanzado. Pues por definición ya no espera nada. Ya no quiere nada. Ya no busca ninguna otra cosa que la muerte. Si bien es cierto que la realidad objetiva que ven las personas a su alrededor (en el mejor de los casos y asumiendo que exista una red de apoyo) es la de una persona enferma que  puede recuperarse y para quien sin duda hay esperanza, el enfermo de depresión es   víctima de la cruel ironía que encierra la enfermedad que padece. De la misma forma que Otelo veía cosas en donde no había nada -que es la forma en la cual Shakespeare abordaba el tema de los celos- el deprimido no ve la esperanza, a pesar de su existencia, a pesar del sentido común, a pesar de la sobrevivencia a otras malas temporadas. Y no la ve precisamente porque esta deprimido y su enfermedad se caracteriza por cegarlo de esa forma.
Aquella mañana, aquella escritora redactó las breves líneas de su carta, la cual está dirigida a su esposo ( "I don't think two people could have been happier than we have been" ) 
Era el 28 de Marzo de 1941. Después de dejar la carta en el escritorio se puso su abrigo y lo llenó con piedras. Se arrojó al Rio Ouse, cerca de su casa. Su cuerpo no fue encontrado sino hasta unos 20 días después.
La V final con la que firmaba la carta era de Virginia. Virginia Woolf.
Nunca hay que olvidarse de esto: Con la depresión no se juega. La depresión mata. Y lo hace con la frialdad y la celeridad de cualquier padecimiento mortal. 

**
(Cont...)

No comments: